La amaxofobia es una patología que, sin ser muy conocida, afecta hasta a un 33% de los conductores, según apuntan diversos estudios. Pero, ¿en qué consiste exactamente? Y, sobre todo, ¿es posible llegar a superarla? El miedo a conducir –significado más o menos literal de la palabra amaxofobia, que procede de la combinación de los términos griegos “amaxos” (carro, carruaje) y “fobia” (temor, miedo)- puede manifestarse de diversas formas, en distintos grados y en momentos muy diferentes, que no necesariamente implican haber vivido ninguna experiencia traumática al volante.
Así, los especialistas mencionan la posible existencia de tres categorías de afectados:
- Personas que acaban de aprobar el carnet o poseen muy poca experiencia y que, al enfrentarse en solitario a la conducción, viven situaciones de nerviosismo y estrés que no son capaces de soportar y acaban por dejarlo.
- Conductores con una experiencia de más de 5 años al volante que, en algún momento concreto, empiezan a notar episodios de ansiedad al volante, normalmente producidos por tensiones que padecen en su vida y que no tienen que ver con la conducción.
- Conductores que han padecido una experiencia traumática en cualquier tipo de vehículo, tanto si manejaban ellos el volante como si no. En estos casos surge lo que se conoce como estrés post-traumático, que provoca que, ante una situación similar a la del accidente, la persona padezca el miedo y la ansiedad que puede llevar a un abandono completo de la actividad.
Por ello, en primer lugar es importante tratar esta patología desde el punto de vista psicológico -identificando y trabajando racionalmente el miedo- y desarrollar técnicas de pensamiento positivo y autocontrol para poder enfrentarse con éxito a la situación real de la conducción. A partir de ahí, y como ocurre en la mayoría de las fobias, es necesario enfrentarse a aquello que provoca miedo exponiéndose de forma directa, es decir, volviendo a conducir.
Así, una vez se ha decidido dar este paso, resulta especialmente interesante que, si se opta por volver a tomar clases de conducir, el profesor de la autoescuela que se las imparta conozca la situación y sepa cómo reaccionar en función de la categoría de amaxofóbico que corresponda.
Además, y teniendo en cuenta que también existen determinadas características personales que pueden influir a la hora de superar la patología –edad, antecedentes de trastornos de depresión, baja autoestima…-, el papel que desempeña el profesor transmitiendo sus conocimientos y reforzando los comportamientos positivos puede ser muy significativo.
Foto: Autoescuela Senna