La nueva normativa en los exámenes, así como la entrada en vigor del nuevo carnet de conducir europeo, se han planteado con el objetivo de alcanzar una mayor igualdad a la hora de sacarse el permiso de circulación en el ámbito continental. Sin embargo, hasta ahora, las diferencias, no sólo económicas sino también de esfuerzo y estudio, son notables entre unos países y otros.
Así, por ejemplo, Alemania es una de las regiones más exigentes tanto a la hora de impartir clases como al realizar el examen. De hecho, la ley obliga a asistir a 14 clases teóricas como mínimo y para preparar el examen práctico deben haberse cumplido, al menos, 12 horas de conducción –pensado especialmente para poder hacer frente a los 45 minutos que dura la prueba y en la que deben demostrarse todos los conocimientos y habilidades que se han debido adquirir-.
En Holanda, sin embargo, no es necesario pasar primero la parte teórica para luego cursar y examinarse de la parte práctica. Es el propio alumno el que decide el orden que quiere seguir, tanto a la hora de prepararse en la autoescuela como de presentarse a las pruebas.
Otro país que presenta un procedimiento diferente al seguido es España es Reino Unido. Allí existe la posibilidad de hacerse con un carnet provisional que es válido durante dos años y autoriza para poder manejar un vehículo siempre que, eso sí, se viaje acompañado de un conductor experimentado y debidamente acreditado.
No obstante, a lo largo de esos dos años, el alumno está obligado a aprobar dos exámenes teóricos y uno práctico que evaluarán todo tipo de conocimientos y actitudes al volante e, incluso, la agudeza visual y los reflejos del aspirante a conductor. De esta forma, y hasta no superar estas pruebas, no se podrá obtener el permiso definitivo y el único válido para circular en cualquier país de la Unión Europea.
FOTO: Autoescuela Paddock