Los cambios que la Dirección General de Tráfico (DGT) introdujo en sus exámenes a principios de año no han dejado obsoletos algunos de los conceptos básicos que se deben tener en cuenta, no sólo para aprobar el examen práctico, sino para aplicar en la conducción de un vehículo.
Antes de la conducción
Por ejemplo, antes de arrancar el coche conviene realizar algunas comprobaciones:
- Todas las puertas deben estar cerradas correctamente.
- Colocar el asiento a la medida correcta. Para hacerlo, la pierna debe quedar semiflexionada cuando se pisa el embrague a fondo y, al estirar los brazos con el respaldo completamente vertical, las muñecas deben situarse a la altura de la parte superior del volante.
- Abrocharse el cinturón.
- Comprobar la colocación de los tres espejos retrovisores.
- Al encender el vehículo con la llave de contacto hay que mantener pisado siempre el embrague y el freno de pie antes de retirar el freno de mano –por una cuestión de seguridad y aunque haya alguna marcha puesta o el coche no esté aparcado en pendiente-.
- Antes de incorporarse a la circulación hay que asegurarse de que no se va a entorpecer el paso de ningún vehículo que se encuentre en la vía, ya que dispone de preferencia. Para ello hay que valorar la distancia de los que se vayan acercando y, una vez iniciada la maniobra, salir con rapidez y decisión.
Mientras conducimos
También hay que tener en cuenta premisas que, además de demostrar el conocimiento y la seguridad que se dispone durante el examen, son algunas de las que se aplicarán una vez obtenido el carnet:
- Si no se indica nada, se debe continuar siempre de frente, sin girar ni a izquierda ni a derecha –es posible que, en ocasiones, haya que cambiar de carril para poder seguir de frente-.
- Para cambiar correctamente de velocidad primero hay que pisar el embrague a fondo y, apenas un segundo después, se cambia de marcha –nunca deben hacerse estos gestos a la vez ni mirar a la palanca de cambios cuando se realizan-.
- Se debe circular dentro del carril pero un poco más cerca de la parte derecha –suele haber menos riesgo que en la parte izquierda y, además, se facilitan así los adelantamientos-.
- En caso de encontrarse un obstáculo o algún vehículo inmovilizado, hay que actuar siguiendo las indicaciones aprendidas en las clases teóricas, moderando siempre la velocidad y comprobando los espejos retrovisores.
- Hay que recordar siempre las preferencias en las intersecciones, las glorietas y demás situaciones que puedan crear un conflicto entre dos o más conductores o peatones.
- Respetar los límites de velocidad establecidos y no circular con marchas inadecuadas –pueden llegar a provocar accidentes por un mal funcionamiento del vehículo-.
- Al circular deben mantenerse siempre los márgenes de seguridad tanto laterales como frontales con otros vehículos, peatones u obstáculos que puedan presentarse. Si las vías son excesivamente estrechas e impiden mantener alguno de estos márgenes, habrá que reducir la velocidad.
- Cuando finaliza la prueba práctica, el examinador solicita realizar una parada. Habrá que buscar, entonces, un sitio adecuado para hacerla. Es decir, no se podrá parar en una intersección, un paso de peatones o cualquier otro lugar en el que esté prohibido. Una vez localizado, se quita el contacto, se pone la velocidad correspondiente y el freno de mano.